Soy Lua, tengo 19 años y he cursado el ciclo formativo de emergencias sanitarias en la Escola Sopeña Barcelona. Al finalizar el 2º curso me fui de Erasmus a Florencia, Italia, los meses de junio y julio, para llevar a cabo prácticas no curriculares. Estuve compartiendo piso con las propietarias y compartiendo habitación con otra chica que también estaba de Erasmus.
La asociación que me acogió para hacer las prácticas fue la Fratellanza Militar Firenze , una asociación que proporciona atención sanitaria en el sector de emergencia y en el transporte no urgente en la ciudad de Florencia . Tuve la oportunidad de asistir en una ambulancia de soporte vital intermedio, llevando a cabo actuaciones más específicas que en las prácticas que hice en Barcelona.
Mi acogida en la asociación fue muy cálida, los compañeros y compañeras me integraron muy bien y el dioma no supuso en ningún momento un gran impedimento; de hecho, lo viví como un incentivo para sentirme más cerca y conectada. Predominaba un ambiente de calidez y familiaridad, incluso me invitaban a actividades como cenas y celebraciones de la asociación.
En Italia los «socorritore» son los técnicos que asisten a la ambulancia, que son voluntarios; realizan una formación de 38 horas para poder prestar asistencia en el servicio no urgente y para asistir en servicio urgente una segunda formación de 180 horas; deben realizar un examen teórico al finalizar la formación y deben ser aprobados para poder asistir.
Algo que me sorprendió fue que el equipo de la ambulancia en servicio urgente puede llegar a estar formado hasta un máximo de 5 personas, conductor incluido; y, como mínimo, de 3 personas, conductor incluido, si este equipo tiene la formación para poder asistir en servicio de urgencia.
Mi coordinador me adaptaba el horario para que pudiera asistir en el servicio de emergencia, puesto que era mi preferido; cuando no era posible, hacía servicio programado en el que también me hacían sentir muy cómodo. Hacía turnos de 6 horas al día y disponía de fines de semana libres, por lo que a menudo hacía escapadas en torno a Florencia; visité Siena, Pisa, Livorno y Roma.
La estancia en Florencia resultó toda una oportunidad para seguir formándome y capacitándome en el ámbito sanitario, así como una experiencia muy enriquecedora para dar un paso a la vida adulta que me ha permitido ganar seguridad y determinación; en definitiva, es una experiencia enormemente recomendable.